El consumo del mate está extendido por todo el país y su ingesta es cotidiana. Además, de todos los estratos sociales. Un estudio del Instituto de la Yerba Mate muestra que la infusión tiene una presencia del 98 % en las casas del país.
Se consume alrededor de 6,4 kilos de yerba mate por habitante en la Argentina, lo que redunda en un centenar de litros de la bebida más popular del país, según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) de 2016.
Las provincias de Corrientes y Misiones son las principales productoras de "yerba mate" (en guaraní: "ka'á"), proveen a todo el país e incluso a Estados-Nación vecinos. En gran parte de esta región el mate se ceba con montañita de yerba seca, y lo toma amargo la mayoría de la gente. Se suele cebar en recipientes grandes y de boca ancha llamados porongos. Además, es común en toda la región del Litoral argentino ver a la gente caminando por la calle a tomando mate con el termo bajo el brazo y el mate en la mano, rasgo cultural compartido con el sur de Brasil, Uruguay y Paraguay. A su vez, el Noreste Argentino es el área central del consumo de tereré, infusión que consta de: yerba mate, agua con mucho hielo, y yuyos o "remedios" tales commo: cola de caballo, cocú, burrito, menta o peperina, cedrón, menta, etc. También es común tomarlo con jugos de cítricos o incluso con caña quemada en vez de con agua.
No es solo uno de los principales productos cosechados y exportados por la Argentina, es también uno de los más consumidos en el interior del país y una marca de distinción de la cultura argentina. Aun así, existen tanto marcas regionales que dominan mercados locales en distintas regiones del país, como otras especializadas en producción «premium» a menos escala. A pesar de la resistencia de los más conservadores en mezclar el la yerba con otros ingredientes, firmas como Cachamai o CBSé se especializan en la producción de mates saborizados (naranja, limón, pomelo e incluso café), endulzados, dietéticos, digestivos o mezclados con otras hierbas, como manzanilla, boldo, menta peperina, tilo, o -para neutralizar la acidez- congorosa y equilibrar el pH etc.
A tal grado se encuentra difundido en Argentina que hay dos lugares en donde se celebra la Fiesta Nacional del Mate, una en la localidad cordobesa de Colonia Italiana, y otra en la ciudad de Paraná, en la provincia de Entre Ríos, mientras que en la ciudad misionera de Apóstoles se celebra la Fiesta Nacional de la Yerba Mate.
El 30 de noviembre fue instituido como el Día Nacional del Mate, en conmemoración del nacimiento del comandante guaraní Andresito Guasurarí (1778-1821).
En Bolivia se consume habitualmente en la zona del Gran Chaco boliviano que incluye a los departamentos de Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca, territorios con fuerte presencia guaraní, y también es consumido en otras regiones como en Potosí, por su situación geográfica e intercambio con el vecino país de la Argentina desde la Colonia (Hubo gran intercambio entre Tucumán y el sur de Bolivia desde los primeros asentamientos españoles), y otras regiones aunque en menor medida, aunque es posible encontrar la yerba mate en los mercados de todas las ciudades hoy en día. De hecho el actual Poro en el que se bebe la bebida en el cono sur, le debe su nombre a la palabra quéchua "puru". Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela en su libro Historia de la Villa Imperial de Potosí en el siglo XVIII, describe los beneficios que la yerba mate proporcionaba a los indígenas que explotaban el Cerro Rico de Potosí, y como en las casas de los potentados mineros se consumía en mates de plata y oro, incrustados con detalles de piedras preciosas. Es usual encontrar consumo de yerba mate en la región occidental del Altiplano, en donde el producto se puede adquirir en los mercados y supermercados.
Además es ampliamente consumido el mate de coca no solo en el occidente del país, también se consumen mate de otras yerbas como el cedrón, hierba buena, toronjil, manzanilla, anís, etc. Así como el consumo del Tereré en el Oriente del País como son los departamentos del llano en la región de la Amazonía Santa Cruz, Beni, Pando por tener una vegetación y clima similares a la geografía paraguaya y brasileña.
En Chile, el navegante inglés John Byron escribió en el siglo XVIII sobre las prácticas del mate en Chile:
"Hay la costumbre de tomar dos veces al día el té del Paraguay, que, como ya he dicho, llaman mate: lo traen en una gran salvilla de plata, de la cual se levantan cuatro pies destinados a recibir una tacita hecha de un calabazo guarnecido de plata. Comienzan por echar la yerba en el calabazo, le agregan la azúcar que quieren y un poco de jugo de naranja; en seguida, le echan agua caliente, y lo beben por medio de una bombilla, que consiste en un largo tubo de plata, a cuyo extremo hay un colador redondo, que impide que se pase la yerba. Y se tiene por una muestra de cortesía que la señora chupe primero unas dos o tres veces la bombilla y que en seguida se la sirva sin limpiarla al convidado"
En el siglo XIX el marino británico Basil Hall describió que:
"es costumbre aceptar siempre estas invitaciones, a las que no es posible sustraerse sin faltar a las conveniencias, y la sociedad, por muy numerosa que sea, se sirve en común de la misma bombilla y así pasa de mano en mano. Un caballero conocido mío, era muy aficionado a esta bebida y había comprado una bombilla para su uso personal; las personas a quienes visitaba se ofendieron de la repugnancia que demostraba, y se vio obligado a renunciar a ella y a seguir la costumbre del país"
Con el tiempo, la influencia inglesa y el hábito de usar todos la misma bombilla sin importar la cantidad de bebedores, costumbre que chocaba a los inmigrantes europeos determinaron poco a poco que el ritual del mate fuera sustituido por el consumo del té importado de India y China. A estos factores se añade el aumento exorbitante del precio de la yerba a contar de 1810. Así fue como las largas tardes de mate, o «comadreos», donde se juntaban familias y amigos a conversar y compartir la bebida, fuesen paulatinamente reemplazadas por las menos extensas conversaciones en torno a una taza de té. Por fin, después de años, la costumbre del mate quedó relegada a clases sociales más desposeídas o a los ambientes campestres.
En Chile, desde el siglo XX el consumo del té y el café han dejado a nivel urbano en segundo o tercer plano la costumbre de beber mate, presentándose gran parte de su consumo en la zona sur y en las zonas rurales del país donde nunca se olvidó esta práctica. Sin embargo, su consumo en la última década ha aumentado en la zona central, sobre todo de la mano de la juventud universitaria y de oficinistas.
Durante el Virreinato del Rio de la Plata esta bebida se tomaba de una manera similar a como se hace hoy en día, y ya era bastante popular. Esta costumbre procede del pueblo avá, quien lo consumía de manera similar pero sin la vajilla con la que hoy se cuenta, sino utilizando un poro o vasija de barro sin bombilla, y colando el agua tibia entre los dientes; aunque otra versión señala que más bien lo tomaba como un té, en forma parecida al mate cocido actual.
El tereré, de origen guaraní (consistente en una mezcla de agua fría y yerba mate y otras hierbas refrescantes machacada) es popular en el país y un gran porcentaje de la población lo consume tanto como el «mate cocido». También se acostumbra en Paraguay, principalmente en invierno, tomar el «mate dulce» (o mate de coco), el cual se prepara con leche caliente endulzada (o con azúcar derretida), agua y coco rallado en vez de yerba mate.
El mate es considerado en Uruguay como bebida nacional, se trata del país con el mayor consumo per cápita de yerba mate a nivel mundial, con un consumo por persona de 8 kilogramos por año. El consumo del mate es una de las costumbres más extendidas por todo el territorio del país, tanto en zonas rurales como urbanas, así como también a través de todas las clases sociales.
El mate uruguayo se toma caliente y amargo, y se compone de un set de piezas: el agua se porta en un termo que mantiene su calor, la yerba mate se deposita en un recipiente también denominado mate que se obtiene del porongo (la planta Lagenaria siceraria); y el agua es absorbida mediante una bombilla.
Uno de los aspectos más característicos de su consumo en Uruguay es el ritual del mate y su función social; el mate generalmente se consume en "rueda", es decir en grupo, con un cebador que es el encargado de prepararlo y añadir el agua para que el resto de los integrantes lo consuman por turno y en sentido horario, esta se trata de una antigua tradición de origen indígena o campestre, pero que se ha mantenido intacta hasta el día de hoy.
Su importante función cohesiva en la sociedad uruguaya fue descrita de la siguiente manera por el antropólogo uruguayo Daniel Vidart
"El mate, a su modo, empareja las clases sociales, porque a todos pertenece. Lo bebieron patrones y peones en la rueda patriarcal de otrora; jefes y soldados en los vivacs revolucionarios; amos y esclavos en los floridos patios de las casonas coloniales. Y en todos los tiempos fue el mate el que hizo la rueda y no la rueda la que trajo al mate."
Desde 1920 Uruguay importa prácticamente el 100% de la yerba mate que consume a nivel comercial, sin embargo la planta Ilex Paraguariensis se desarrolla naturalmente en los bosques serranos del Uruguay; actualmente existen proyectos en desarrollo para la producción comercial a pequeña escala de la yerba mate en este de Uruguay.
A partir de 1978 funciona en el centro de Montevideo el museo del Gaucho y la Moneda, que cuenta con la mayor exhibición de mates y bombillas del país, con ejemplares que datan desde la época de la colonia a nuestros días, algunos de los cuales pertenecieron a personajes importantes de la historia uruguaya o se destacan por su trabajo artístico o decorativo.
Es muy consumido en el Sur de Brasil, donde forma parte de las tradiciones gaúchas. También se toma en el sureste de y el centro oeste. El término chimarrão se utiliza en Brasil, aunque es un término derivado del vocablo castellano ‘cimarrón’, que alude al ganado domesticado que ha vuelto al estado de fauna silvestre.
En el Sur de Brasil, el "compañero" sirve habitualmente como "bebida de la comunidad", aunque algunos fans lo toman todo el día, incluso estando solos. El frecuente consumo, sobre todo cuando la familia se reúne, se convierte prácticamente en agasajo para las visitas o invitados cuando llegan: es un símbolo de la hospitalidad del sur a los que llegan como invitados a una casa en esta región, pues invariablamente se les da la bienvenida con una calabaza de mate.
La introducción del mate en Siria se habría iniciado con la gran inmigración de ese país hacia Argentina que se registró entre los años 1850 y 1860, según relató, en 2010, el gerente de la Cámara de Comercio Argentino Árabe, Pablo Fodaro. A mediados del siglo XX, en uno de los tantos altibajos de la economía argentina, retornaron a Siria muchos de los hijos y nietos de aquellos e introdujeron la costumbre de tomar mate.
En 2009, por ejemplo, Siria compró toda su yerba y fue el mayor importador en valor y volumen de la misma, con 71.2 % y 67 % respectivamente, del total exportado por Argentina.
Cuando la minoría alauita tomó el poder en 1970 adquirió los hábitos de los ricos, entre ellos el de tomar mate. En 2013, se volvió una bebida esencial durante el descanso de los combatientes del llamado Ejército Libre Sirio, gracias a que al capturar posiciones, además de armas y equipamiento, capturaron provisiones de yerba mate de las fuerzas regulares.